“La transformación empresarial y el Interim Management”

Actualmente, la permanencia de las empresas en el mercado depende, en gran medida, de su capacidad de adaptación a ecosistemas de mercado cada día más variables e inestables.

Madrid 6 de febrero de 2020

La demanda de productos y servicios por parte de unos consumidores informados e hiper conectados, requiere nuevos enfoques de negocio basados en la innovación. Investigación, desarrollo e innovación, adquieren hoy en día su mayor protagonismo. Todo ello depende, en gran medida, de la rapidez para adaptarse a los cambios, una de las grandes virtudes del Interim Management.

Tener capacidad para innovar implica poder generar ventajas competitivas que permitan competir eficaz y eficientemente. La competitividad, ese término tan manido desde todos los ámbitos sociales no significa, ni mucho menos, o no solo, reducir costes para poder “vender más barato”; este es un viejo concepto empresarial del Siglo XX que ofrece pocas posibilidades de éxito a quienes lo practican en pleno Siglo XXI.

De entre los clásicos factores de competitividad: Diferenciación en la producción y prestación de servicios; relación calidad-precio; recursos tecnológicos y digitales; recursos comerciales; capacidad para la innovación; recursos financieros y capacidad directiva, es necesario destacar este último posicionándolo como el principal actor del cambio en los procesos de transformación empresarial. Es en este campo donde juega un papel esencial el Interim Management, un auténtico factor de éxito para quienes contratan este servicio.

Son múltiples las ventajas que aporta un interim manager en los procesos de transformación empresarial hacia la competitividad, pero pueden resumirse en una principal, aportan un gran valor operativo y estratégico. Las empresas especializadas en Interim Management, aliadas imprescindibles de toda organización que pretenda afrontar cambios estratégicos de gran calado, aportan: alta cualificación y experiencia en su especialidad, rapidez de ejecución, liderazgo y capacidad ejecutiva, a través de los managers que engrosan sus selectas bases de datos, probablemente, una de las mayores fuentes de talento directivo a disposición de las empresas.

El Instituto Empresarial de Interim Management, que puede considerarse como el think tank de esta especialidad en España, lo describe como “un servicio de alto valor añadido que refuerza la estructura gerencial de las empresas, con un propósito de cambio estratégico”. También define estos servicios directivos, con mucho acierto conceptual, como “dirección flexible”. Pero ¿Cuáles son las organizaciones que están contratando este servicio?, según esta misma institución, son las siguientes:
› Empresas españolas medianas con proyectos de internacionalización, restructuración, etc.
› Grupos multinacionales asentados en España.
› Grupos multinacionales españoles asentados en el extranjero.
› Compañías familiares multisectoriales (familias que diversifican sus inversiones).
› Compañías participadas por fondos de inversión.
› Gestoras de fondos de inversión y Sociedades de Capital-Riesgo.
› Empresas públicas y otros órganos de la administración.

Aunque no se menciona de manera explícita en esta relación de usuarios potenciales y casos de uso, es necesario destacar uno de los casos en los que actualmente, en plena revolución digital, el Interim Management aporta un gran valor, los procesos de transformación digital. Managers expertos en dirección de proyectos vinculados con: BigData y Analytics, Inteligencia artificial, Cloud Computing, Blockchain, etc. son esenciales para ayudar a las empresas a ser más competitivas, produciendo una mayor eficiencia en sus procesos y aportando toda la innovación que la incorporación de los habilitadores tecnológicos y digitales aportan a todo tipo de organizaciones, tanto del sector público, como del privado.

Por todo lo expuesto, bien podría afirmarse que el Interim Management y, en concreto, las empresas especializadas en este servicio directivo, son un poderoso agente de transformación orientado hacia la tan deseada competitividad empresarial, como bien saben desde hace décadas las compañías de otros países donde la dirección flexible está consolidada.